España. Símbolo de un Imperio de Elsa Rodríguez(Grupo Editorial Círculo Rojo sl)
Reseña del libro "España. Símbolo de un Imperio de Elsa Rodríguez(Grupo Editorial Círculo Rojo sl)"
España, símbolo de imperio es una manera clara y atrevida de decir que solo ha habido una idea de imperio, el Imperio español. Esa idea universal solo existió en las mentes preclaras que rigieron la monarquía hispánica que tuvo su origen en los Reyes Católicos. Esa es la realidad, aunque no guste. El Imperio español es el único en el que se acuña la frase donde nunca se pone el sol; luego vinieron los complejos, las envidias, y, claro, había que rebatir esa idea y superarla, y quién si no estaba dispuesto La pérfida Albión, que anidaba el magisterio en las artes de la hipocresía, el disimulo y la traición ¿Y nosotros? A verlas venir; y si había algún interés, era siempre buscando más el defecto que la virtud, más el error que el acierto, más lo egoísta que lo solidario y pasan los años, pero dejémoslo ahí. Como dice Américo Castro (1885-1972) en su obra La Realidad histórica de España (Ed. Porrua, México, 1975), seamos dueños y no siervos de nuestra historia. ¿Quién escribe la historia de Francia? Franceses. ¿Quién la de Inglaterra? Ingleses. ¿Quién la de Estados Unidos? Estadounidenses ¿Quién escribe la historia de España? Franceses, ingleses, americanos todo quisque; mientras, los españoles seguimos formando parte de la servidumbre histórica. Tal fue la grandeza construida, disfrutada y soportada durante tanto tiempo que pasamos a una pasividad absoluta, propiciada, y gritamos ¡que inventen ellos!, y dejamos de ser, incluso algunos doctos españoles desearon quitarse de encima los tres últimos siglos. Pero sigamos. El término imperio implica extensión, grandeza, pero también debe reunir en un todo soberanía, Estado, municipalidad, religión, cultura, lengua, idiosincrasia, mestizaje, ciudadanía, protección de las minorías Universalidad. Son muchos los imperios que a lo largo de la historia han dejado su impronta en la humanidad por las armas o por casamientos, por acuerdos comerciales o por alianzas. A pesar de su casi insignificante épica, muchas naciones o pueblos crecieron más allá de sus fronteras e implantaron su cultura, su poder político, social, económico, incluso lingüístico, pero no fueron auténticos imperios. El primer imperio que podemos considerar como tal fue ROMA, que durante siglos dominó buena parte del mundo conocido Europa, Oriente Próximo y el norte de África y que dejó una lengua, el latín, y una cultura aún hoy presentes. Fue el más importante y el más auténtico de su época; quizás no el más grande ni el más poblado, pero sí el que más huella dejó después de cinco siglos de dominio. Luego, el Imperio español, que, a diferencia de otros, fue un imperio universal, dominador del mundo durante más de trescientos años; y sobre todo, fue un imperio generador e integrador, soberano de soberanos. Los otros, a los que muy alegremente se los denominó imperios, fueron colonizadores, depredadores que solo buscaron su propio beneficio. No así el español ni el romano, los dos grandes imperios generadores y civilizadores de la historia de la humanidad. ESPAÑA alcanzó la cima de su poder militar, político y económico bajo los Habsburgo, durante los siglos XVI y XVII, y su mayor extensión territorial con los Borbones, en el siglo XVIII. Como resultado de sus conquistas terrestres y navales, se convirtió en el primer poder global de su tiempo.
